¡Que cámara tan grande-seguro-que-eres-una bestia!
¿No te cansan aquellos que creen que su éxito nace en la sofisticación de sus aparatos?
Recuerdo a especialmente a uno de esos jóvenes, que tenía dinero para hacerse con el capricho que se le antojara. Unos amigos colombianos me habían apuntado a una excursión para que conociera “nuevos territorios”. Como español, salir de Bogotá y conocer la “zona caliente” (como llaman ellos a la geografía con clima tropical) era una propuesta muy atractiva.
El joven se presentó con su cámara último modelo, objetivos idénticos a los míos (que yo uso para fotografía arquitectónica o deportes o retrato), con accesorios que a mí me estaba resultando complicado encontrar (y resido en España) y, ¡además! se hizo acompañar de un dron, que hizo volar ante el encanto de los asistentes, quienes rodearon al joven y sus aparatos.
Y él feliz de estar rodeado de tanta abundancia y tanta admiración.
Bien, es una opción. Tener mucho dinero es una manera de triunfar, reconozcámoslo.
A mí me gustan las carencias. ¿Loco? Me explico.
Durante meses estuve trabajando sin objetivos entre 24 y 70 mm, es decir, me faltaba el rango normal de las distancias focales. Eso me ayudó a sacar fotos con un objetivo angular en las que probablemente ningún experto en Fotografía notaría la distancia focal original. Las fotos obtuvieron un aprecio especial por parte de los profesionales, que sabían que eran únicas, pero no sabían cómo las había resuelto. Las conseguí gracias a una carencia y a las ganas de crear, de urdir estrategias.
Es decir, las carencias nos hacen únicos.
¿A qué viene este cuento? Fácil, acabo de explicar el primer paso hacia lo diferente. El Arte es básicamente un acto de comunicación intenso y severo. Intenso porque nos llega adentro. Severo porque, una vez adentro, sabe hacernos cosquillas, no solo conceptualmente, sino también emocionalmente.
Si quieres hacer Arte con tu cámara, es inevitable que aprendas a usarla. Tú, que eres un alma inquieta, que amas el caos ordenado, que quieres sentir con intensidad, me dirás: ¡ya estamos otra vez con los botones!
Solo pensarlo, me río para mis adentros. Es verdad. Los botones. Sin embargo, te diré que de todos los botones que tiene mi cámara, empleo solo 11, los justos para conseguir con ellos el Arte que me dé la gana, los justos para conseguir una foto que se acerque lo más posible a la perfección.
La cámara es una herramienta para que tú crees tu Arte.
Mi manera de trabajar con la cámara es práctica y concisa. Tú te dedicas primero y sobre todo a estimular tu cerebro creativo, tus emociones y tu inteligencia. Después la cámara te da lo que tú quieres.
Cuando me pongo en la piel del que trata de aprender Fotografía y veo esos vídeo-tutoriales interminables y parcialmente explicados, sobre cámaras o sobre Photoshop, me dan unas ganas terribles de enseñar. De hacerlo de una manera sencilla y completa.
Algunos otros
Muchos de ellos, aficionados sin experiencia ni con las cámaras ni enseñando, se complican la vida de una manera exagerada. Algunos logran, con sus técnicas estrafalarias, estropear la foto de arriba abajo, además de liar extraordinariamente a quien quiere aprender.
A veces me meto en esos tutoriales en los que no sabes qué va a ocurrir, para ver si aprendo algo nuevo. Sin embargo, lo único que logro muchas veces es una cara muy fea frente al ordenador (me la veo en el reflejo de la pantalla cuando acaba el vídeo). ¡Cómo se complican la vida!
La Fotografía es un Arte y tú y yo nos lo vamos a demostrar
Hablemos de Arte, de cómo triunfar con una foto trabajada (o casual), de cautivar con una foto.
Cualquier cosa que leas en este blog, será para crecer como fotógraf@ y como artista. Alharacas fuera.
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