Mi luz favorita no la dan los flashes
Por de pronto, voy a dejar claro por qué no me gustan los flashes.
Es cierto que los flashes bien colocados y bien calibrados (nunca el que está incorporado en la cámara) te ofrecen la posibilidad de imitar las luces naturales y, sobre todo, te permiten la posibilidad de darles la dirección que te da la gana en vez de someterte a la dirección de la luz según los antojos del sol o de las farolas en las calles.
También es cierto que muchos fotógrafos, en vez de calibrar los flashes para lograr una luz natural, se montan en un caballo de exageraciones de luz que deslumbran a un público parco en valorar exquisiteces.
Modelo iluminada con luz natural en interior de una casa. Fuente de luz proviene de una ventana. ISO 400. 1/60 seg. El fondo ha sido tratado en postproducción.
Mi luz favorita es la luz natural
Empiezo con las obviedades.
En un paisaje, no vas a iluminar nada con un flash (sí, con la excepción de hacerlo de noche, en un paisaje no muy extenso y corriendo en el encuadre con un flash en la mano y disparando repetidamente para iluminar la escena terrenal).
En un edificio, una casa unifamiliar, por ejemplo, no vas a iluminar con un flash de la misma manera que lo hace el sol. Si te agenciaras un foco muy potente y una grúa telescópica, podrías conseguirlo, pero, sin duda, la luz que pudieras ofrecer no sería la misma que la del sol y el cielo seguiría quedando negro.
En los interiores de una casa, y te lo digo por mi dilatada experiencia en Fotografía Arquitectónica, lo ideal es que no uses flash. Si un arquitecto ha diseñado una casa con un tamaño y posición de las ventanas específico, es, entre otras cosas, para iluminar la casa por dentro cuando es de día. Luego, si tú colocas un flash, ya estás dañando la esencia de la casa.
Fíjate en las sombras de esta catedral. Escudríñalas y trata de averiguar su utilidad para descubrir la verdadera forma de la fachada.
Si crees que es una exageración demasiado finolis, hablemos del salón de un piso que da al norte, sin luz solar directa en todo el día. Haces la foto para una agencia inmobiliaria. Colocas los flashes con filtros que ofrecen una temperatura de color cálida, iluminas el techo... Y luego la agencia, que al principio te dijo que esas fotos eran espectaculares, te echa en cara que nadie compra el piso, porque lo que sale en la foto no es lo mismo que la realidad.
Ah, bendito sanfermín eso de los flashes y la realidad.
Pues, si te encuentras en una alargada biblioteca donde el final de la estancia se llena de los libros más antiguos está oscura, vas a tener que iluminarlo. El flash oportuno te salvará más de una foto. El flash de relleno, lo mismo.
Mi luz favorita en exteriores
La del sol, claro.
Para un paisaje, es la luz ideal para crear volúmenes y profundidad, en contra de lo que ofrece un cielo nublado (del que también se puede sacar partido).
Lo mismo sucede con la Fotografía Arquitectónica. La fotografía de una casa sin sol muestra una casa plana, pierde su volumen. La profundidad en tus fotos únicamente se sostiene con las perspectivas. Y, si en vez de casa, es una catedral, la carencia de sol difuminará los adornos de los pináculos, de los arbotantes; y los rosetones y las vidrieras apagarán sus bellezas.
Luz natural 100%. No flash, no reflector, no difusor.
La luz del sol al atardecer es como si... Es como si el sol bajara a vernos con su luz. Siempre recuerdo con alegría la lúgubre Bogotá tocada por el sol del atardecer, tiñendo de dorado los edificios de una ciudad usualmente encapotada de nubes grises-negras, convirtiéndola en una revelación.
Las nubes, sin embargo, también cumplen una función. La luz natural que se filtra a través de ellas es ideal para un retrato, por ejemplo (nada más abominable que la sombra negra de una nariz sobre unos labios hermosos proyectada por la intensa luz del sol).
Mi luz favorita en interiores
Pues no te lo vas a creer, pero si la luz del día entra en la casa, permitiéndome disparar al menos a 1/60 de segundo con el diafragma abierto F2.8 (ISO400), yo soy el fotógrafo más feliz del mundo. Y, si la luz no es suficiente, dejando uno o dos pasos oscuro el resultado en RAW, mejor.
La foto de cabecera de este artículo está disparada en interior, con dos pasos más oscura y, en el revelado, aumenté la exposición 5 pasos, oscurecí las sombras y listo. Una clave alta maravillosa.
Igual piensas que el tío este, o sea yo, recomendando disparar un retrato en un interior oscuro, está loco perdido. Bueno, cada cual hace las cosas a su manera.
Foto disparada en interior de una casa. Fuente de luz proviene de una ventana. ISO 400. 1/60 seg. El fondo ha sido tratado en postproducción.
El fruto de la experimentación
Te puedo aleccionar con esquemas de luz, ya sabes, colocas los flashes así, o sea, luz clave a ese lado y las de relleno por aquí y por allá. Y plantas este esquema con un retrato y plantas este otro esquema con un bodegón. Es como si te dictara una plantilla de luz. Y tú la copias.
¿Eso es lo que quieres? ¿Copiar a los otros?
De las carencias se aprende. De la carencia de fuentes de luz artificial, aprenderás la esencia artística de la Fotografía. Lo que necesitas primero es aprender a ver la luz, cómo se manifiesta.
Foto disparada en interior de una casa. Fuente de luz proviene de una ventana. ISO 400. 1/60 seg.
Para empezar, será difícil que la gente que ve tu fotografía tomada con luz natural piense que es demasiado artificial. Ya digo, una modelo despampanante, con sus implantes bien redonditos y todo eso, iluminada con fuentes de luz sobrenaturales, va a impresionarte. A todos nos va a impresionar. Lo mismo que nos impresiona ver un 'monster-truck-silverado-mud-bugging-delarequetehost'.
Dependiendo del tiempo que esta impresión permanezca obnibulándonos la mente, nos podremos definir como un ser fácilmente impresionable o como un ser con posibilidades de experimentar con la luz para alcanzar un sello único con nuestras fotografías.
Muy buen aporte, muy recomendable! Saludos.