foto portada ©xisco fuster. ganadora del concurso de port adriano 2019
Del Arte, desengáñate, solo viven unos pocos y, además, si lo logran, lo logran por un tiempo acotado, que, generalmente, es parco. Sucede con casi toda disciplina artística.
Quizá pensarás que no es del todo cierto, que hay genios que han triunfado y viven espléndidamente de lo que ganan. Bueno, yo, que he vivido recientemente en Madrid y he estado relativamente cerca de algunos fotógrafos consagrados, te aseguro que no viven de lo que ganan solo con sus fotografías artísticas.
Una foto puede venderse por 7.000 euros en Arco, por ejemplo, pero si restas el material y la comisión del vendedor, te queda la mitad (con suerte). Y ferias artísticas como Arco se dan una vez al año.
La ru(t)ina del fotógrafo
La rutina de cualquier fotógrafo pasa por disparar fotos y venderlas. Desde hace unos años, con la llegada de la Fotografía digital, el acceso a retratos de mayor calidad "artística" hechos con un móvil superan a esos retratos "de plástico" que se creaban en los estudios de Fotografía bajo el influjo engreído de grandes flashes vestidos con paraguas plateados o dorados.
Lo mismo sucede con las fotos de propiedades inmobiliarias de lujo. El propietario de una agencia inmobiliaria me dijo en la capital del reino que se sentía muy feliz trabajando con un fotógrafo al que paga 300 euros al mes por un bono con el que se lleva 10 reportajes de 10 casas.
El precio mínimo por casa ronda los 125 euros, si andas muy desesperado.
Si cualquiera de nosotros hace las cuentas del fotógrafo del bono, es fácil deducir que a ese "fotógrafo" alguien le ha comprado la cámara y los objetivos, sus papis le habrán regalado el coche con el que se desplaza y, por supuesto, no cotiza a la Seguridad Social.
El clan familiar es una trampa. Nos hace creer lo que no somos y, mientras, nos destruimos a nosotros mismos y rompemos el mercado.
Vender tus fotos artísticas
Tus primeras fotos artísticas vendidas no pasarán de los pocos cientos de euros. Yo me he estado dedicando a la fotografía profesional, es decir, esta en la que solo disparas si te pagan, como por ejemplo reportaje social, prensa, revistas, libros, reproducciones, inmobiliarias. Es decir, fotografía de eventos, fotografía callejera, fotografía de estudio y fotografía arquitectónica. Además, he ganado dinero impartiendo talleres, clases y conferencias de Fotografía.
Con ello, no solo subsistes, sino que, además, hay meses en los que te llevas unos picos interesantes.
Con las fotos artísticas no ganas más que satisfacción personal. Las fotos artísticas son aquellas que resultan de un disparo genial que se te ocurrió en un día feliz.
También suceden estas fotos cuando en un momento de necesidad primordial te plantas en la costa a observar la evolución de las olas rompiendo contra las rocas durante horas. O cuando te enamoras de unas flores donde observas las proporciones áureas palpitando y te las llevas a casa y colocas una tela negra de fondo y aprovechas la luz de la ventana y un reflector y un flash rebotado y obtienes una serie única.
Si el arte fermenta en una obsesión, puedes sacar una serie de calidad en una hora, cuando, por ejemplo, con la cámara en la mano, das con un grupo de gente que baila swing bajo la luz del sol. Disparas y disparas, porque se te ha ocurrido la idea de sacar fotos movidas (a 1/10 seg). Claro, un baile salpicado de alegría debe contener movimiento. Y sonrisas. Uf, tarea ardua. Pero vuelcas tu experiencia sobre ello y a veces resulta.
La penúltima de esta serie de fotos ganó el concurso "Yo disfruto, tú disfrutas", de Port Adriano, en Mallorca. Es la foto de portada de este artículo. Pero no salió una foto, sino una serie.
Ganar un premio no solo te reporta dinerillo (en este caso 1000 euros) sino que además te da alas para continuar con ilusión, asunto esencial, la ilusión, para sacar mejores fotos.
O llámalo confianza en ti mismo. Imprescindible.
El peor jefe que he tenido en mi vida es el propietario de una inmobiliaria que me obligaba a sacar fotos a casas de lujo en condiciones deplorables. Explicárselo no servía de nada. El colmo sucedió un día en que, a punto de anochecer, con el cielo completamente encapotado, un viento inusual e iracundo, la casa sucia tras una mudanza incompleta (quedaban grandes cajas en lugares bonitos). Es decir, no había sol, ni apenas luz. Y la casa lucía muerta. Hice las fotos lo mejor que pude. Me lo planteé como un reto. La piscina incluida, claro (los muebles de la piscina, tumbonas, sillas, sombrillas, estaban desaparecidos). Quizá ir en busca del reto y no quedarme en casa abrió la posibilidad de creer que se podía lograr algo de calidad. "No sabes hacer fotos", fue lo que me dijo mi ex jefe cuando se las presenté.
Le expliqué una vez más cual era el problema, pero no lo entendía. "Un fotógrafo debe hacer buenas fotos siempre", me contestó.
Explico todo esto para hablar de contingencias. Las buenas fotos aparecen primero con tus ganas de hacerlas; segundo, en las condiciones de luz naturales (a menos que te encuentres en un estudio, claro).
Nunca te expongas a hacer fotos profesionales si las condiciones no son las adecuadas.
Perderás confianza en ti mismo. Y esta inversión en la mala praxis te acabará devorando.
Vender tus fotos artísticas
Vas a tener que organizar exposiciones. En galerías de arte. Es difícil entrar en ellas, sí, pero esta dificultad se transfoma en un filtro idóneo para saber donde se encuentra tu talento. Y, sobre todo, las posibilidades de vender tu arte. Los galeristas conocen el mercado. Saben lo que se vende.
No quiero decir con ello que debas cambiar tu arte para adaptarlo al mercado.
Eso sería tu suicidio artístico, a menos que las tendencias enriquecieran tu manera de hacer las cosas.
Por otro lado, exponer en un bar o en un restaurante no te va a servir para vender nada. Si contratas a un camarero para que te las venda a cambio de una comisión, todavía tendrás una oportunidad. Pero ya lo sabes: por norma general, si vas a comer a un restaurante y te gusta un cuadro, no piensas en comprarlo, aunque te encante.
Me indicaron que una buena manera de vender en Madrid consistía en exponer alguna de tus fotos en casas de personas influyentes. Si a la persona influyente se supone que le gustas, sus seguidores harán lo mismo, se interesarán por ti y te llamarán para comprarte. No parece mala idea. Sin embargo, sí es muy difícil de conseguir. No solo debes conocer a los famosos sino que además estos deben organizar fiestas en las que puedas figurar para venderte.
Vender una fotografía artística en Instagram o Facebook es un reto casi imposible. La fotografía artistica debe ser consistente, sólida. El medio virtual solo la muestra, pero no la puedes "tocar". Creo que en el fondo todo lo virtual nos sigue pareciendo tan falso como lo que sucede en la ficción de una película. Aunque nos encante creer que es real.
Para vender tu arte, necesitas todo a la vez. Es decir, exponer aquí y allá, conocer a gente influyente en el sector artístico, tanto en persona como en medios de comunicación, promocionarte en Instagram...
Una locura, ¿verdad?
Disolver arte y venta es asunto complicado. Yo siempre he soñado con dar con alguien que sepa vender mi arte, que me conozca y me guíe en el mercado, que me diga "oye, tal día en tal sitio tienes una expo", y yo ir y sonreír cuando me digan que quieren comprar esta y esa otra fotografía, ¡pero más grande y más cara! Y el resto del tiempo, claro, a crear, a experimentar.
Habrás comprendido que esto que acabo de describir es un sueño infantil.
La realidad es un asunto mucho más duro. Pero tampoco olvides que la suerte la construyes tú. Si vas dando golpes para triunfar, aunque los des al aire, algún día, puede que se encienda la mecha y puedas colocarte la medalla del que yo considero que es el verdadero fotógrafo. Es decir, el fotógrafo que es capaz de fotografiarlo todo técnicamente bien resuelto y, además, es capaz de rizar el rizo de las luces y las sombras para crear ángeles y demonios con un solo soplido.
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