Entre otras cosas, la profesionalidad de un fotógrafo radica en la producción, es decir, en cómo va a buscar materiamente todo lo que necesita para hacer la foto.
Todo en su sitio y cómo yo quiero
Me gusta citar una vez en que el director de un documental para el que trabajé hace años nos pidió que cambiáramos el color de la orla de una puerta que daba a un balcón, en una fachada antigua. En la escena, debía salir el actor al balcón a través de unas cortinas de muselina blanca. La cámara se situaba en el exterior, sobre un andamio, a la misma altura que el balcón.
Lo primero que haces como productor es preguntarte cómo vas a cambiarle el color a los márgenes de la puerta. La casa no es tuya. Y el dueño no va a permitir que se la pintes al gusto de tu director. Debes ingeniártelas. Pusimos unas tablas de madera fina, las pintamos y las juntamos a la pared (sin hacer agujeros, claro)... Bueno, podría emplear mil palabras para explicarte las menudencias que te pueden llevar un día entero solo para cambiar el color de un detalle de la escena, de la foto. Ya has visto que también había andamios, actores, la cámara, un operador, una casa alquilada... y una cortinas de muselina blanca.
El trabajo de producción es a veces interminable.
Con este ejemplo quiero remarcar la importancia de la querencia artística. Si tú, artista, quieres hacer una foto a una modelo bajo el agua y quieres que el vestido que lleve sea de color blanco, vas a tener que buscar el vestido que más te guste. Y no será blanco y ya está. Debe tener el vuelo necesario para jugar con el agua, debe enseñar lo justo... No lo vas a anecontrar en un paseo ocasional, vamos.
Como director de la sesión, habrás pensado en las luces y la composición, en el mensaje final de la foto. Pero para todo ello necesitarás objetos. Puedes incluso pensar que unos cuantos peces pueden ser de mucha utilidad, así que también se te ocurre organizar alimento para que acudan al lugar de la escena.
En el vídeo que vas a ver ahora, no solo vas a descubrir (una vez más) qué es la belleza, sino también un ejercicio de producción asombroso y sin estridencias.
Está escrito, dirigido y bailado por Julie Gautier.
En primer lugar, a nivel intelectual, el observador se pregunta cómo resiste tanto la modelo sin respirar. En segundo lugar, su manera de moverse, como si no estuviera debajo del agua (coreografía: Ophélie Longuet). Son preguntas atractivas pero también son una rémora, porque si el observador se recreara constantemente en tratar de averiguar estos enigmas, el vídeo fracasaría.
El decorado
Sencillo, con tres planos cada uno con su tono de gris diferenciado. Con una luz clave (luz principal) muy marcada que crea una sombra definida y que en algunas ocasiones, esta sombra, juega un papel importante. Esta misma luz clave crea una penumbra interesante en la modelo e ilumina sus perfiles, los de los brazos y las piernas. También produce sombras duras que crean un volumen importantísimo en los primeros planos del movimiento de los brazos.
No olvidemos el agua. Si nos vamos al mar, la nitidez del medio será parca. Y si nos vamos a un cenote en México, la nitidez será peor todavía.
Otro detalle importante, el de las sombras producidas por las ondas de la superficie en el suelo que pisa la bailarina. Alguien está ahí arriba creándolas, dándoles el movimiento preciso. Y seguramente hay una fuente de luz que marca estas sombras sin intervenir en la protagonista.
Desvelando un truco encantador
Al final del vídeo, cuando la mujer asciende, suelta el aire contenido dentro de ella y deja de ascender, se detiene, mientras las burbujas continúan su movimiento hacia arriba. Es cierto que en el vídeo se ha empleado una diferencia de velocidades de reproducción en varias ocasiones, para agilizar los movimientos, pero si tú te encuentras bajo el agua con los pulmones llenos de aire, asciendes y, si sueltas gran parte de ese aire contenido, dejas de ascender.
El proyecto
Otra de las cuestiones que diferencia al fotógrafo profesional del ocasional es la capacidad para crear un proyecto sólido. Es decir, una serie de fotos con un mismo argumento. Podemos considerar sin duda alguna que todos y cada uno de los planos del vídeo, sobre todo el último, poseen muchísima fuerza y un solo sentido. Julie Gautier podría organizar una exposición con esos planos impresos en fotografías y el proyecto adquiriría un título fácil de asimilar, fácil de creer.
En cambio, el fotógrafo ocasional, ese que no sabe organizar un decorado, ese que no se molesta en organizar todo lo necesario para rendirle tributo a su idea sino que se deja llevar por lo que encuentra, lo único que podrá hacer cuando una galería se asombre con alguna de sus fotos es mostrar más fotos asombrosas, pero su único punto en común será la casualidad.
¿Que se puede organizar una exposición así? Por supuesto, se puede y se hace. Pero ya te habrás dado cuenta de la diferencia entre un asunto y otro. Estamos comparando creación y casualidad.
Llámate profesional
Hazlo cuando seas capaz de organizar un proyecto, de producirlo, de darle sentido y que este sentido sea capaz de conmover a quien lo observa, sin dar explicaciones, claro.
El arte no se explica
¿Te imaginas que la autora del vídeo se hubiera plantado frente a nosotros explicándonos que su danza se le ocurrió porque su prima rompió aguas dos días antes y que su fortaleza en el parto se lió con la elegancia de sus movimientos y que al día siguiente su tía abuela se murió en un tsunami y que todo eso la conmovió acuáticamente y por eso pensó en el vídeo...? Ups, esto ya poseería la sustancia de una telenovela; sería entretenido, pero si lo dijera, destrozaría su obra, ¿no crees? (Que conste que me he inventado la telenovela).
Si la obra en sí misma es mala, necesitará explicaciones conceptuales para que se sostenga.
Será un camelo. Como los argumentos del vendedor que trata de colocarte algo que sabes que no necesitas. Como exprimir gotas de limón sobre la paella porque ella sola no tiene el sabor arrebatador con que esperas sorprender a tu paladar.
Si necesitas una crítica más profesional del mensaje del vídeo, te daré mi opinión sobre la imagen de la lluvia sobre la modelo fuera del agua. No entiendo muy bien el sentido. Tampoco comparto el tratamiento de la luz: el color de la piel bajo la lluvia se aleja del color de la piel de la mujer en el agua, quitándole unidad al proyecto. Que a lo mejor es el propósito de la autora. Ok, yo no he querido investigar sobre sus propósitos, de la misma manera que nunca leo los currículums de los fotógrafos de los que hablo en este blog; solo me centro en si su trabajo merece la pena contarlo. No veo la relación de la mujer fuera del agua bajo la lluvia y la mujer danzando en el agua.
No quiero acabar con una crítica negativa. Esta danza se promete como algo muy hermoso. Me va a resultar difícil volver a ver algo tan bien concebido y tan bien hecho.
Los rótulos del final
Ahí es donde se aprecia el trabajo de lo que acabas de ver. Generalmente, en el cine, acaba la película y no lees ni uno solo de los rótulos del final. Sabes que a veces la lista de personas que ha trabajado en el proyecto se desliza frente a ti durante cinco, diez minutos. ¿Te has preguntado quién es y qué hace toda esa gente?
Destacamos a la directora, Julie Gautier, a la coreógrafa, Ophélie Longuet, al cinematógrafo, Jacques Ballard y la producción de Spark Seeker (Les Films Engloutis).
Si eres de los que todavía se preguntan cómo se ha podido hacer este vídeo sin oxígeno (aparente), aquí tienes una pista: Buceadores de seguridad: Anne Maury y Fouad Zarrou.
Si quieres saber más de esta mujer y sus técnicas:
Más sobre fotos en el agua:
La Fotografía en el mundo. Otra dimensión: fotos en el agua
Fotos bajo el agua con mi cámara réflex
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