El detalle es la 'pequeña cosa' que puede convertir tu foto en una 'grande cosa'
Para que un encuadre se acerque a la perfección, cualquier cosa que aparece en él, detalle circunstancial o cuerpo protagonista, debe desempeñar un papel, estético o funcional, en orden a completar los datos que se le ofrecen al observador para que alcance una lectura gozosa.
El detalle lo marca la profesión
¡Eres muy observador!, suelen asombrarse mis modelos cuando les cuento los detalles que me molestan en un encuadre o cuando insisto en crear un detalle con intenciones místicas (ya sabes, que la postura de una mano, de la cara, de un pie vaya más allá del 'soy una mano y ya está').
Recuerdo la reacción de una 'community manager', mujer muy despierta y audaz, cuando le señalé dos "imperfecciones" en el encuadre. Gran angular. Su cuerpo sentado en el suelo y apoyada su espalda contra un sofá, foto vertical. En cuanto puse el ojo en el visor, me lo separé de inmediato y le dije, un momento, en el sofá me molesta el móvil y veo la suela de tus zapatos.
El profesional aprende a ver, con una eficacia casi total, detalles que al final van a ser perjudiciales para que la fotografía brille. Sí, podría decirse que los descuidos, por pequeños que sean, son polvo que desluce a cualquier persona u objeto protagonista, por brillante que sea 'per se'.
Las pequeñas bellezas que nos rodean
Sigo hablando de detalles. La manera cómo las gotas de una fuente se estrellan contra la superficie del agua; cómo los brotes del helecho se acurrucan para nacer hacia arriba; cómo se organizan las vergas en el mastil de un velero moderno; cómo se manifiesta la realidad turbulenta, ordenada, caótica en los reflejos; la simple manera de cómo dos gotas de pintura roja se han estrellado contra un lienzo y se han ido dejando un rastro personal al secarse...
El éxito de una buena foto nace en los detalles
Por ejemplo, las manos
Probablemente, después de la expresión de la cara, el elemento con mayor poder de comunicación del cuerpo humano son las manos.
Cómo el modelo coloca su mano, cómo mueve el brazo cuando se lleva la mano a la cabeza para echarse el pelo para atrás, cómo ladea la cabeza cuando se sienta o cuando está de pie y se fija en algo que le gusta o que le parece extraño.
Unas manos o unos pies mal colocados pueden echar a perder la foto de un cuerpo espectacular.
Y, al contrario, la fotografía de un cuerpo espectacular puede alcanzar la gloria si sus manos nos invitan a entender mejor lo que se muestra.
Por ejemplo, los pies
En Fotografia del cuerpo humano, nos acostumbramos a ir a por una parte de él, olvidando las demás. El profesional con ganas de fotografiar la parte de la mujer más adorada por el hombre (según datos ofrecidos por los usos de la Prehistoria) es el trasero. A por él vamos. Y a por los escotes prominentes abultados explosivos. Y las bocas grandes y rojas.
Se agradece ver el trasero perfecto formando eses y que nos despierte los instintos primarios (deliciosos, pero primarios). Sin embargo, la fotografía de traseros espectaculares llena nuestras pantallas diariamente. El amigo nos manda una serie de fotos de traseros a través de Whatsapp y los vemos deleitosos con la urgencia del tabú y del deseo. Bien, no voy a criticar eso. El instinto primario está ahí y no voy a urdir bobadas para ir en contra de él.
Pero, ¿podríamos ir un poco más alla?
Hazle una foto al trasero, a los pechos, al sexo, a lo que sea, pero júntalo con otras partes del cuerpo y/o, lo más importante, júntalo con un mensaje que satisfaga nuestro instinto intelectual (¿existe eso?), nuestra manera de entender la vida.
Trabajar la foto
Te encuentras en el bosque a solas con tu musa. Otoño. El suelo está cubierto de hojas secas. Ella se tiende en el suelo con su vestido rojo estampado de motivos vegetales. Colocas las hojas a su alrededor, eliminas las ramas más gruesas, enredas hojas en sus manos, en sus pies, le limpias el pelo de hojas (parece que las hojas son las protagonistas, pero no lo son).
Los detalles, en este caso las hojas, pueden desempeñar las funciones de protagonista o de acompañante.
En esta foto de aquí abajo, quise contrastar dos detalles: la textura del pelo y la textura de las hojas. Busqué el blanco y negro para que la vegetación del vestido rojo se mezclara con la del fondo, de color pardo.
Es una foto trabajada. Primero colocando detalles como hojas y pequeñas ramas alrededor de ella o moviendo los mechones de su pelo tendido y después en postproducción con el paso inteligente del color al blanco y negro.
Las partes íntimas del detalle
Sucede que a veces algo te atrae y sacas una gran foto. Bien. Sin embargo, cuando trabajas la foto en la pantalla de tu ordenador te das cuenta de que lo que de verdad te ha atraído cuando disparabas era un detalle encantador.
Y reencuadras en postproducción. Y ajustas el revelado para que las luces y las sombras se adapten al detalle nuevo que acabas de encontrar (que no es nuevo, estaba ahí).
La verdad es que, para la sesión de ayer, yo y mi musa habíamos estado hablando del vestido y de mezclarlo con vegetación y de atender a la idea de la fecundación, buscando quizá un brote con raíces blancas y que le nacieran en la boca...
Pero el paraje boscoso, a fin de verano, permanecía seco (y casi polvoriento). Reconozco que cuando ella se tendió en el suelo, sobre las hojas, yo andaba confundido. Sin embargo, a la mañana siguiente, me acordé de uno de los efectos que buscábamos con el vestido, el de fundirlo con el fondo nemoroso al pasar la foto a blanco y negro.
Y al final salió esta foto. Solo una. A veces sucede, que la sesión no fluye.
La luz, el detalle más importante
La luz no es un detalle, claro, es lo más importante en una foto. Sin luz, no hay foto. Ok, sin embargo...
De nuevo cito el ejemplo de utilizar 'cinco mil' flashes a toda potencia para rebañar de luz a la modelo. Un acto pornográfico. O sumergirse lentamente en las aguas de la sutileza (y la naturalidad) que te proporciona la luz natural.
Puedes estar paseando en un bosque o en la playa y enamorarte de una luz especial... Yo creo que los que sacamos fotos no nos enamoramos tanto de los elementos que fotografiamos sino más de las luces que los empapan, ¿no crees?
Intervenir los detalles de la foto para alcanzar lo que tú quieres
Gracias a la llegada de la Fotografía Digital, podemos intervenir de manera más eficaz sobre todas las luces, sobre los contrastes (antes debías urdir un contraste desde la película hasta la elección de papel pasando por el revelado de la película).
Disponer de un gran número de píxeles y de un amplio rango dinámico es esencial para que tu creatividad en el revelado acabe de descubrir el matiz de luz que te enamoraba cuando disparaste la foto (supongo que guardas tus disparos en RAW).
Tus comentarios…