fotografía de portada: ©xisco fuster
En nuestro repaso por la Fotografía en el mundo, tropezamos con ese algo entre místico e imposible que nos atrapa en algunas fotos. ¿Por qué me gusta esa foto? ¿Por qué ese fotógrafo es mejor que yo si nuestras fotos se parecen tanto? ¿Qué tiene él que no tenga yo?
No hablamos de ese momento mágico fotografiado en plena calle cuando ves a una niña de 6 años vestida de rosa con gafas de sol rosas persiguiendo una pompa de jabón más grande que ella, sino de la fotografía completa, la que te atrapa no solo por el contenido, sino también por cómo presenta su realidad, la textura, el movimiento, la composición, por su mensaje.
Una foto así es capaz de entrar en ti, de quedarse a dialogar con tus recuerdos y, entre ambos, tú y la foto, generar una emoción que te conmueva.
Recomendamos a Anne Sophie Costenoble (BEL), de Cada día un Fotógrafo, blog donde además esta semana hay otros fotógrafos también con carices mágicos. No damos con más material relevante de actualidad relacionado con 'el secreto perfecto', esta semana, así que nos hemos adentrado en Instagram, el crisol universal donde puedes encontrar desde lo más liviano y ridículo hasta asuntos de potente importancia, como los presentados por Manon Ouimet (GBR), Jeremy Snell (USA) y Paolo Tonon (ITA).
Anne Sophie Costenoble (BEL)
De nuevo, perfecta presentación de Luis Martínez Aniesa en su blog para presentarnos a una fotógrafa que, de alguna manera, se inició en el arte, es decir, en una comprensión diferente del mundo, para después expresarlo con sus fotografías.
Damos con una fotógrafa artística que si bien no ha acabado de entrar del todo en la más exigente línea del arte, ya toca con las puntas de sus dedos el secreto exacto de la comunicación mística y amigable entre artista y observador.
Manon Ouimet (GBR)
La expresión del cuerpo humano es una mina en la que un buen fotógrafo puede darse de bruces o puede descubrir el secreto exacto de la expresión.
El baile natural e inmenso de estos brazos nos ofrece un mensaje, la expresividad de las manos, sin más, entabla una conversación con nuestra manera sutil de ver el mundo. No hace falta más.
En Instagram, 178 publicaciones, más de 10.000 seguidores
Jeremy Snell (USA)
Quizá, el secreto mágico de este fotógrafo resida en su manera traviesa se oscurecer parte de sus encuadres. Oscurece incluso la foto entera. De una manera u otra, sabe conducirnos a otros mundos.
La oscuridad es siempre un recurso interesante, porque hace que nuestra mente como observadores acabe de dibujar, de imaginar lo que no se ve, lo que se muestra para que lo adivines, para que tú formes parte activa en la foto con tu reconstrucción.
Paolo Tonon (ITA)
Con Paolo no cabe duda sobre su magia. Cierto que en los anteriores fotógrafos presentados más arriba siempre hay alguna pieza que no llega, que se queda en una foto más, una foto bien hecha pero del montón.
Hoy en día no solo debes hacer buenas fotos, también es preciso que destaquen sobre un rimero de fotos bien hechas.
Prácticamente todo artista, pintor, fotógrafo o escultor, tiene una producción dispar. Algunas son obras maestras, otras se han quedado en el camino o no han llegado a nada. Si el artista es un creador, es lógico adivinar que no todo lo que prueba, ensaya, busca, crea acaba bien. Es cierto que alguno, como Picasso, lo borda todo, porque dio con un idioma, con una personalidad propia, no solo con ideas. Casi casi, cada pincelada suya se le reconoce, lleva su nombre.
En Fotografía es harto difícil que tu personalidad se refleje en tu obra y que sea única.
Primero, porque tendemos a sacar las mismas fotos que hace todo el mundo. Si somos profesionales, hacemos lo mismo. Si somos artistas, también. Somos muchos fotógrafos y llegamos a ser un número asfixiante de profesionales (si contabilizamos también a aquellos que se creen fotógrafos y nos son más que el producto de una o de varias casualidades).
El mundo se está deshaciendo del extremo "Nacionalismos" y se está pasando al otro extremo: la "globalización". (Claro que ahora afloran los últimos estertores de nacionalismos, pero eso es otra historia que no debatimos ahora). Sucede lo mismo en el arte. Surgen "ebulliciones artísticas" que nos llaman la atención por su espectacularidad, pero pronto mueren víctimas de su propia miseria engullidas por el olvido.
El verdadero arte no muere nunca.
Lo que nunca caducará es la manera personal de ver de un artista. Y, lo más importante, que ese artista sepa distinguir sus buenas obras de otras que se han quedado en el camino o que todavía no están terminadas. Al principio, cuando empezamos en un oficio artístico, todo lo que hacemos nos parece maravilloso. Nos comunicamos emocional e intensamente con lo que hacemos y creemos que el resto del mundo hará lo mismo. De ahí que no pares de leer y escuchar que hay que disparar miles de veces en la vida para llegar a algo, aunque tú sabes que alcanzas la grandeza en tus fotos alguna que otra vez.
De cualquier modo, es preciso comunicar, saber qué entiende el resto del mundo cuando se planta ante una de nuestras obras.
O quizá, como en el caso de Paolo Tonon, la magia surge surge de su obstinada personalidad y del empleo de algunos trucos bien resueltos, muy bien resueltos. Por ejemplo, deja que las personas formen parte del encuadre en lugar de apoderarse de él: texto y contexto, juntos, a la vez. Se complementan. Y uno hace crecer al otro. Un objeto principal y un mundo perfectamente dibujado para él.
Y el movimiento. El grano. Los viñeteados manuales... Un trabajo redondo, desde el disparo, hasta la presentación final.
Divertido, Paolo Tonon muestra en su Instagram 76 publicaciones. Ni una sola es parca ni pretenciosa ni "buena pero del montón". Todas son únicas. Poseen el mismo sello, el mismo nombre que las firma. Seguro que ha eliminado miles de fotos malas, centenares de fotos buenas pero con alguna carencia. Ahora solo le queda la esencia de sí mismo.
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