foto portada: ©naro pinosa
Toda imagen fotográfica es es resultado de un acto creativo. Ok. Pero voy a distinguir el trabajo de dos fotógrafos que andan entre la creación lúdica y la meditación profunda.
Naro Pinosa (ESP) aparece esta semana en Verne, de El País, y David Mondedeu (USA) es uno de los siete fotógrafos que aparecen en Cada día un fotógrafo.
Naro Pinosa (ESP)
Lo primero que vemos en la película "Kiki, el amor se hace", de Paco León, es un montaje de parejas de imágenes que se aparean haciendo el amor de manera sorprendente. Recuerdo que me dejó boquiabierto. La última vez que me hubo sucedido tal asombro con una película fue con "Bagdad café".
Naro Pinosa juega, juega, juega y lo deja todo bien coloreado.
En el inicio de la película junta, por ejemplo, la punta de la cola de un gato que se mueve a la misma velocidad que los labios de una mujer jugueteando con la oreja de un hombre; juega con una parte mujer, otra parte guepardo; se recrea con una parte rabo de perro que se agita y otra parte cabeza de un hombre frente a sexo femenino...
Cualquiera de las fotografías compuestas de Naro Espinosa nos conduce a una manera divertida de entender su mensaje (aunque algunos la considerarán provocadora, simple y apóstata). Cada una de ellas se convierte en una imagen icónica. Lo que más me gusta es que lo logra jugando en su cerebro.
El collage es una técnica que, bien ejecutada, sorprende por su originalidad y logra, como cualquier obra de arte meditada, cohabitar con nosotros sin cansarnos. Es decir, permanece viva porque nos llama la atención como observadores, bien sea con la mirada embadurnada de un estado de felicidad o bien entelada con una cortina de lágimás.
Otros artistas que emplean el collage son Lynn Skordall, Rebeka Elizegi, Derek Gores o Joe Webb.
Pasamos del color rampante de Pinosa al blanco y negro de densidad obtusa de Mondedeu.
David Mondedeu (USA)
Personalmente, adoro el mundo por sus contrastes: el cosmos y el caos, el blanco y el negro o, simplemente, una obra donde la creatividad bulle juguetona frente a otra obra donde el sentimiento y la meditación se vierten en el estilo personal de un autor.
David Mondedeu es un personaje meditabundo. Interesante leer su biografía en Cada día un fotógrafo. Aquí descubres que el resultado de su arte proviene de su amor por las entidades sensibles: la literatura de Faulkner o la música de Bach.
Si visitas su página web personal observarás una manera peculiar de presentar sus fotos. Abrir (con un click) cada uno de sus libros, editados como una obra de arte ajena a los movimientos modernos y cercana al alma humana, es una gozada, por lo que te encuentras dentro.
Sus fotografías son sencillas, directas, muchas de ellas cercanas al arte abstracto, con un fuerte tono de posteridad, aunque sus raíces se hincan en lo más profundo de nuestra esencia.
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