foto portada Xisco Fuster
El reto fotográfico y artístico
Alerta, estamos hablando de "el reto", no de "un reto". El reto de cualquier fotógrafo, y más en estos tiempos en que todas las ideas maravillosas se copian en cuestión de segundos, pasa por llegar un poco más lejos de lo que se nos ocurre en primera instancia cuando pensamos en crear una foto.
Te pongo un ejemplo para que lo entiendas a la perfección.
No estoy hablando de fotografiar un bodegón
Hablaba con un amigo sobre la calidad de las fotos hechas a unas tartas preparadas por él para su empresa. Esto es Fotografía de Producto.
Cuando él me pidió mi opinión sobre las fotos de sus tartas, le dije que se podrían mejorar, que podríamos pensar en una idea para que la presentación de sus tartas fuera única, diferente, memorable. Si le añades un par de cosillas al producto más para vestirlo, para darle al observador la oportunidad de entender mejor el producto, entonces es un bodegón.
Como él y yo siempre hablamos de arte fotográfico, él me contestó: Sí, pero las fotos de mis tartas no son arte, lo que yo necesito es que se vean bien mis tartas.
Tenía razón. Él había volcado toda su creatividad, todo su arte, en las tartas. Además, él no es fotógrafo.
Como fotógrafos, debemos mejorar la técnica de nuestra Fotografía de Producto y, muy importante, debemos presentarlo de una manera única, como nadie lo ha hecho.
Lo primero que nos viene a la mente para mejorar la foto puede parecer genial, pero es posible que unas decenas de personas ya hayan llegado a la misma genialidad.
Debemos pensar más, sacarle punta a una idea y darle la vuelta, aplicar el pensamiento lateral. Si después nos copian la idea, pues vale. No se puede hacer nada para evitarlo. Bueno sí, seguir pensando en ideas geniales. Llegará un momento en que tu proceso creativo estará tan adiestrado en la genialidad que tú siempre destacarás.
En la foto de portada que encabeza este artículo he señalado con flechas los lugares en los que podríamos necesitar un elemento rojo para darle fuerza a la imagen. Es la primera idea "genial" que se me ocurrió. Sinceramente, con la foto sin añadir nada yo ya la daba por buena.
Pero no es suficiente. Las genialidades únicas no salen así de pronto, hala, mira que bonitas las sombras y las luces en la piscina bajo el balcón y disparo y obtengo una obra de arte.
Lo primero que haces es disparar diferentes encuadres. Unos incluyen la escalera, otros son encuadres horizontales, otros sé que los recortaré cuadrados. Y vas a buscar siempre el equilibrio compositivo, el lenguaje de las líneas, de las manchas.
Un buen fotógrafo, tras concebir sus ideas únicas, debe ponerse en marcha y, antes de que el sol mueva las sombras a una composición menos atractiva, ya debemos haber intervenido colocando físicamente "algo" rojo en el encuadre.
Puedes colocarlo físicamente o digitalmente. Pero la pregunta es: ¿qué cosa roja pongo ahí?
Lo primero que se me ha ocurrido es poner un flotador redondo y rojo en los lugares donde la composición quedaría encantadora entre tanta línea recta.
Un flotador rojo, una sombrilla roja, una mujer hermosísima con un bañador rojo. Es lo primero en lo que pensaríamos todos. O sea, que no somos originales.
La originalidad debe irse a buscar.
Se me ocurre que podría poner tres mujeres hermosas en vez de una. Y ya estoy superando la idea primigenia.
Es una vieja piscina la que se ve en la foto; ¿y si, en vez de tres mujeres jóvenes pongo a tres señores ancianos con llamativos bañadores rojos? Y sigo superándome.
También podría pensar en algo que no tenga nada que ver con el verano. No, un paraguas rojo no, es demasiado recurrente. ¿Un abrigo rojo flotando en el agua? Seguro que es lo primero que has pensado.
Sigue estrujándote el cerebro, por favor.
Un perro rojo, se me ocurre de repente. Eso no lo ha hecho nadie... Antes de seguir escribiendo lo compruebo asomándome al santo Google... Ni una sola imagen de un perro rojo en una piscina. Misión cumplida. Puedo lanzar a mi perro Freddy al agua y, como es marrón, no me costará mucho cambiarle el color, para lograr mi rojo.
Tú dirás que eso es una manipulación, que los perros no son rojos.
Yo con la fotografía soy como los poetas, me tomo mis licencias. Ahora bien...
Mintiendo, puedes ser honesto. Si yo coloco una fiesta ibicenca, con piscina y sombrillas en la superficie de la Luna, todo el mundo se dará cuenta de que es un montaje. Entonces no se preguntarán si es real. E irán a buscar otro significado, disfrutarán de la foto en vez de tratar de comprender si es real o no. Alicia en el País de las Maravillas sucede en un mundo irreal y a todo el mundo le gusta la historia.
Lo real, lo auténtico, es el mensaje.
Si tu intervención artística induce a no comprender lo que muestras, estás fracasando. (Claro que podrías organizar un gran engaño para concienciar al mundo que nada escapa a la mentira, pero eso ya sería sacarle demasiada punta a lo que estoy explicando). Hablamos de ser honesto. Si le hago una foto a una casa en la costa de Mallorca y elimino cuatro nubes blancas del cielo para que la casa se vea maravillosa, no estoy mientiendo, porque más de un centenar de días al año el cielo permanece totalmente azul, sin una sola nube.
El reto fotográfico es superarte a ti, lo primero
Estamos metidos en un arte, el fotográfico, fácil de copiar. Todas las ideas originales lo son por poco tiempo.
Nos queda imprimir un estilo personal a todas nuestras fotos.
Pero hasta el estilo pasa por ser público. Es decir, si yo a un experto le pongo delante una foto jamás vista del fotógrafo más famoso de la historia, el experto no sabrá decir, impepinablemente, que pertenece a ese fotógrafo.
Además, todo artista evoluciona. Picasso, Miró, no pintaban igual en sus inicios que más adelante. Experimentaban sus épocas personales y su arte se reflejaba con diferentes connotaciones.
El éxito en esta época digital no se vende por toneladas de talento general. Ni hablar. Digital es general. Necesitas trabajar una personalidad propia, como logró por ejemplo Karl Blosfeldt.
Justo este es el modelo que pretendo comunicar como útil para marcar tu huella. Para ser único y destacar necesitas poseer un estilo muy personal, centrado en trabajar un solo asunto. Pon Blosfeldt en Google Imágenes y verás a qué me refiero.
Especialízate
No solo con qué fotografías, sino también con tu técnica. Y trabájala uno y otro día. Ve sacándole punta. Ve afilándola para que sea dificilísimo imitarte.
Aquí tienes un reto fotográfico que te hará entender de qué hablo y te ayudará a crecer: fotografía vegetales al estilo Karl Blosfeldt o fotografía pimientos al estilo Edward Weston. Presenta tus fotos personales mezcladas entre otras de estos fotógrafos y reta a las personas a que adivinen cual es tu foto y cual la de Weston o la de Blosfeldt. Si te descubren, pregúntales por qué e inténtalo de nuevo.
Después del reto fotográfico, estarás muy cerca de mejorar las fotos de esos fotógrafos.
No exagero, puedes superar el trabajo de los genios si, primero, eres capaz de imitarlos.
Y si no lo superas, siempre lograrás crecer en el intento. No hablo de una filosofía de trabajo, no digo que te pases la vida imitando a los genios. Hablo de un ejercicio concreto: imita algunos de sus trabajos para descubrirte a ti mismo.
Trabajar la fotografía nunca es en vano.
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