El maestro inspira, no dicta reglas
Uno, como maestro, aprende con el trato constante con los alumnos en los talleres. Es interesante conocer donde nacen las preguntas, para averiguar las dudas y solucionarlas del modo más eficaz.
Nunca voy a decirte qué fotos debes sacar, eso es cosa tuya.
Unos cuantos veranos atrás, me quedó grabada en la memoria la exclamación de un joven alemán que había pagado la suma de 1.200 euros por disponer de un taller para él solito. Por esa cantidad, obtuvo, además, dos noches de hotel, los honorarios de la modelo y los del ayudante.
Le estuve aleccionando el día anterior a la sesión de muy diferentes maneras:
Primero le recordé los objetivos y modos, técnicos y artísticos, más adecuados para disparar desnudo artístico.
Segundo, le expliqué cómo debía tratar a la modelo para sacar todo lo que ella pudiera ofrecerle.
Tercero, le advertí que, por norma general, los fotógrafos aficionados creen que, por estar delante de una mujer desnuda, las fotos saldrán solas.
Le documenté lo que le iba explicando con fotos de mi propia producción. “Es preciso -remarqué- que pienses en poses: de esculturas y de pinturas clásicas". ¿Por qué? Porque, en los siglos que nos preceden, el pintor debía meditar mucho sobre lo que estaba tratando de reproducir en las mismas dos dimensiones que empleamos los fotógrafos. Si colocaba al modelo de una manera y al cuarto día se daba cuenta de que esa posición no era la adecuada, debía cambiarla y, de esta manera, tirar a la basura el cuadro empezado y tres días de trabajo.
Nos beneficiamos así de poses que han pasado a la historia. Son poses con garantías.
Cierto, con la fotografía parece que es más fácil, el logro de imágenes parece más precipitado. Si no te va bien una pose, la cambias y le disparas a otra. O mejor, que se mueva el modelo y ya iré yo sacando. Nos jugamos el éxito de la sesión a los dados.
Es lo mismo que usar una metralleta para dar en un blanco.
Casi no te hará falta ni apuntar. Tú dispara y ya saldrá algo. No niego que sea una opción. Hay “bailes” entre modelo y fotógrafo que se acompasan con una lucidez extraordinaria y los disparos se convierten en pequeños orgasmos.
En la sesión, como maestro y también como fotógrafo, tuve oportunidad de experimentar alguno, como puedes ver en algunas de las fotos que ilustran el artículo.
Lo tengo muy claro. Hace tiempo que no me estrello tratando de doblegar la suerte, que a veces se convierte en roca y puedes pasar una sesión espantosa sin un solo org... resultado.
La foto hay que ir a buscarla
Primero piensa en las poses. Y que el modelo acate las poses y no se mueva. Luego dale vueltas para examinarlas. ¡Sin la cámara!
Busca cómo reflejar las luces para paliar algunas sombras duras.
Pregúntate por el fondo, si vale la pena que salga muy desenfocado o no tanto o nada desenfocado. Y no pierdas de vista al modelo.
Habla con él. Tratad de buscar juntos una sensación. Si le das comba a tu modelo, se animará y juntos crearéis más allá de lo que tengas preconcebido.
Te asombrará descubrir cómo crecen las ideas si empleas este método.
Antes, claro, debes tener en mente las poses. Trabajarlas todas. Antes. Buscar estímulos para que el modelo pueda responder. ¡Antes!
Nos fuimos al mar, a una playa solitaria. El alemán me había dicho que sí a todo, que lo había entendido bien. Sin embargo, únicamente había preparado una pose, la que problemente había imaginado desde que contrató el taller. La pose consistía en la modelo despuntando el dedo corazón con una sonrisa en la cara y esa foto se la iba a dedicar el alemán a su novia, que se encontraba en otro país haciendo cosas interesantes.
Al cabo de media hora de sesión, el aspirante a fotógrafo ya no sabía qué hacer. Le eché una mano proponiendo localizaciones concretas. Y la modelo también ayudó proponiendo una postura y luego otra. Pero el fotógrafo no sabía crecer, no captaba las ideas que se nos ocurrían para doblegarlas, cambiarlas o hacerlas madurar. El fotógrafo había perdido las riendas de la sesión. Hasta el ayudante propuso ideas.
Una hora más tarde, el joven contratante me increpó: ¡Pero dime qué tengo que hacer!
Definitivamente, desde ese momento dejé de dar instrucciones a todos los alumnos que han venido tras él. Instrucciones del tipo: con esta postura, pon este objetivo con esta distancia focal y ajusta el diafragma así para que el fondo te quede desenfocado, pero no tanto para que las rocas que están justo detrás de la modelo se les adivine el perfil aserrado y eso choque con la piel de la modelo. ¡Venga ya!
Para mí es un placer darte ideas, hacerle cosquillas a tu talento, pero no instrucciones tan precisas como para que saques la foto que YO quiero.
A veces, he empleado a amigos para que, dándoles indicaciones muy concretas, me sacaran a mí una foto. Necesitaba la foto de un hombre desnudo nadando en el mar y para evitar permisos y contratos con modelos, decidí posar yo y que un amigo disparara la foto.
Yo firmé la foto. Tiene mi diafragma, mi distancia focal, mi encuadre exacto, mi tiempo de obturación, mi elección de emplazamiento y la pose que yo quería (con espuma de mar sobre el trasero).
¡La foto es mía, aunque salga yo en la foto nadando a veinte metros y otro haya disparado!
Yo puedo enseñar a mis alumnos cuales son las herramientas para que su talento, tu talento, para que tus ideas (no las mías), puedan materializarse. Si me comentas tus ideas, entre mi opinión y las de los que estamos contigo, crearemos algo inmenso, pero siempre partiendo de tus ideas y dándoles tú el toque final.
Tú diriges.
Tú marcas lo que quieres hacer.
En el blog te ayudamos a conseguirlo y te ayudamos a crecer.
Tú firmarás tus fotos.
Si quieres aprender, aquí me tienes. Yo te inspiraré. Si quieres que saque las fotos por ti, no juego. A eso no juego.
Modelo de esta sesión: Jessica (Mallorca)
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