Foto de portada ©xisco fuster
Copiar el arte de los otros con tus fotos es un tema peliagudo
Pero vamos a destriparlo para que nos queden claras las ideas.
Si le hago una foto a un cuadro de Velázquez en el Museo de Prado (imaginemos que disponemos del permiso para hacerlo), mi foto no posee el más mínimo arte personal por ningún lado. He reproducido una obra de arte que no es mía. Puedo haber hecho mi trabajo como fotógrafo reproductor a la perfección y llevarme una medalla por eso.
Pero mi foto no será arte.
Si, por otro lado, observo un detalle que me enamora en el mismo cuadro, lo fotografío y mi encuadre suscita primorosos efectos en el observador de mi foto, habré añadido un componente artístico. Entramos ya en el apropiacionismo, movimiento de pelagatos que toman una obra de arte para mearse en ella. Ups, hablando de Marcel Duchamp (famoso por su "escultura" del urinario), aquí tenemos un ejemplo de lo que hablo, en pintura.
En esta Monalisa, Duchamp ejerce de niño imberbe y luego algunos lo llaman arte.
A continuación un apropiacionismo más apropiado. De Banksy.
¿Qué diferencia el primer "trabajo" del segundo?
En el primero, el sentido del "artista" pasa por burlarse de la obra de arte apropiada, de Leonardo Da Vinci.
En el segundo, el famoso grafitero crea una obra de arte propia en la que ha agregado un elemento ajeno absolutamente desvirtuado, de Da Vinci. No copia la esencia de la Monalisa, sino que la desvirtúa, la lleva a un contexto diferente, le da otro sentido.
Se apoya en la obra de otro, sí, pero no la copia.
Los fotógrafos haciendo fotos a grafitis
En la calle, puedes dar con miles de grafitis que son el producto de la precoz eyaculación de un jovencito. Ya sabes a qué me refiero: bobadas pintarrajeadas sin más orden que el provocado por el onanismo inarticulado de alguien con la única intención que la de ser "malo" a cambio de no ofrecer nada más que dolor en mis ojos cuando veo lo que ha pintado.
Si fotografías eso, pues... No sé qué decirte. Triste, ¿no? A menos, claro, que estés publicando un libro sobre grafiteros.
En la calle, también te puedes encontrar con grafitis que son verdaderas obras de arte. No solo por la calidad del contenido, sino también por el lugar donde lo han pintado. Si tú fotografías eso, grafiti y lugar, tampoco eres un artista. Serás reportero, pero no artista. Cuando muestres la foto y tus amigos coreen ¡ohes!, no irán dedicados a tu foto, sino a lo que reproduces con tu foto.
Sigamos. Si al fotografiar el grafiti en el lugar elegido por el grafitero, añades un elemento como un gato, un perro, un avión, una persona o cualquier otra cosa relacionada con el grafiti, ya estás sumando algo de tu parte. Aunque...
Personalmente, creo que en este caso hay un apropiacionismo inadecuado, porque la obra de arte ejecutada por el grafitero permanece en tu foto como elemento principal. Tú solo la has adornado, de la misma manera que Duchamp "adorna" la Monalisa pintándole un bigote.
¿Qué puedo hacer para que mi fotografía a un grafiti no signifique copiar el arte de los otros?
Mírate este vídeo en el que Mick Victor, fotógrafo, se sumerje en zonas parciales de los grafitis: araña el juego creativo con encuadres audaces, se deja ayudar por el paso del tiempo sobre las pinturas y crea sus obras en postproducción con altos contrastes.
Fíjate que también interviene limpiando con un trapo húmedo las zonas que quiere fotografiar. Estamos de nuevo en un caso de apropiacionismo lícito, pues el sentido del grafiti inicial desaparece para transformarse... No se transforma. Trasmuta a otro ente, el que está en la cabeza del artista, en la cabeza creativa del fotógrafo Mick Victor.
'Entonses...'
Me gustaba mucho escuchar esta palabra en boca de los colombianos. Tiene el mismo significado que la palabra 'epílogo'.
'Entonses', puedes copiar a otros artistas o puedes apoyarte en su obra para crear algo nuevo. Son dos asuntos completamente diferentes. Copiar significa hacer lo mismo. Inspirarse significa comprender las partes de la obra de arte, tomar una de ellas y combinarla con tu banco de ideas. No es lo mismo.
Se me ocurre ahora que, si pudiéramos manipular la Monalisa, a lo mejor encontraríamos algo de arte en la parte posterior del cuadro. Alguna gota de pintura perdida, una gota de pintura que iba a ser parte del cuadro y al final se derramó del pincel o salió disparada como la eyaculación precoz de un jovencito.
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