Foto portada: Xisco Fuster
El fotógrafo que triunfa
Voy a hablar del fotógrafo que triunfa, en los sentidos técnico, profesional, artístico y social, todos a la vez.
Por un lado, está el fotógrafo que triunfa con su trabajo diario, que conoce su disciplina, las técnicas que le competen. Y las domina hasta el punto de creer a veces que cobra poco por su trabajo.
El otro día me comentaba un colega que las fotos de las botellas de vino por las que posee reconocido prestigio en el sector vinícola local y que crea de manera sublime, no le cuesta nada hacerlas.
Sé donde tengo que poner los flashes, cómo colocar la botella, las medidas del disparo. No me cuesta nada hacer esas fotos. Pero las cobro caras, porque lo valen. Los advenedizos no las saben hacer igual y, al final los bodegueros, acaban acudiendo a mí.
El fotógrafo que triunfa no es el contratado para un evento que sabe disparar cientos de fotos, ya sabes, al estilo metralleta, repitiendo poses de grupos, repitiendo disparos exactos y al final logra un extracto de fotos capaces de satisfacer al empresario que le ha contratado. Claro, si disparas 500 fotos, seguro que hay una decena que están muy bien.
Trabajar así es un principio, pero no te vas a conformar con eso, ¿verdad?
Voy a hablar del fotógrafo que mejora cada día, con su trabajo. Y con sus fotos íntimas.
El fotógrafo que medita sobre la luz, que se propone retos, se pregunta cosas y se las responde con fotos, del fotógrafo que alcanza el grado de artista ("artista" no es el que logra obra abstracta, sino aquel que domina su oficio y lo lleva a extremos desconocidos, cosa que en estos tiempos en que la casualidad logra fotos geniales, es tremendamente difícil por no decir casi imposible).
Miles de millones de fotos casuales al año
Cada día se disparan en el mundo cerca de 5.000 millones de fotos. ¿De verdad crees que entre ellas no hay verdaderas obras de arte, fotos con un valor incalculable (no hablo de dinero, aunque pronto saldrá un oportunista que filtre estas fotos y sepa venderlas a precios escandalosos)?
He dicho "cada día": 5.000 millones de fotos.
Por eso es lógico escuchar a fotógrafos como Salgado proclamar sin titubeos, y con pesar, que la Fotografía ha muerto.
Porque una foto casual, con rasgos más geniales incluso que los logrados por los fotógrafos más destacados de la historia, hoy en día la puede sacar cualquier. Por casualidad.
Lamentablemente, la casualidad nos ha arrebatado, en parte, la posibilidad de triunfar siendo geniales con nuestro trabajo.
"En parte", porque tal como dice la letra de "Agujeros de gusano", de Izal:
Eres luz, que va llenando
cada espacio hueco que se va encontrando.
Eres luz, que va despertándome
con fonemas sordos de un lenguaje extraño.
La luz, el agua, be light, be water, y fíltrate por los resquicios adonde la casualidad no llega.
Voy explicando cómo.
El arte conceptual sí, pero no
El fotógrafo entero también debe acaparar interés por lo que va más allá de lo conocido. Para eso existe el Arte. El arte como idea general.
El arte, en realidad, es una amoladora que saca punta a lo conocido, para conducirnos a nuevas perspectivas vitales de cualquier disciplina.
La mayoría del arte conceptual es, básicamente, pornográfico. Con "pornográfico" me refiero a que es demasiado trivial y poco trascendente. Sobrevive gracias a la polémica que suscita. Se alimenta de ideas, trasponiendo la belleza del soporte a mero sostén "de plástico".
La polémica, la controversia, el debate, el revuelo de las pulsiones básicas le dan alas, pero la obra se mantiene en boca de todos solo por el sentido de su idea.
Es decir, la fotografía no es más que el sobre del mensaje. Se podrían publicar y difundir las mismas ideas nuevas y geniales por escrito, en vez de montar un controvertido escenario para crear interés.
Pero a la gente no le gusta leer, no le gusta entretenerse (la cantidad de veces que me han aconsejado no alargarme en mis artículos porque, técnicamente, es demasiado tiempo el que ocupo a las personas que viven demasiado rápido).
Por eso existe el "arte" conceptual trivial. En los tiempos que corren, las ideas necesitan verse y, a veces, el mejor método consiste en tomar una fotografía sin el menor tino o crear una escultura con pegotes para generar un mensaje, una idea, un concepto.
El arte conceptual precisa, inevitablemente, apoyarse en su puesta en escena para continuar vivo.
El arte y el mercado como principal motor han perdido su esencia. Debido a Duchamp y debido a los incongruentes que no saben diferenciar una ingeniosa obra conceptual de toda la basura que se le bautiza con el mismo nombre.
Cómo demuestro ahora que soy un buen fotógrafo
Queda claro que una foto genial o dos fotos geniales o tres o cuatro las puede sacar cualquiera, de manera casual.
En alguna parte del mundo, ahora mismo, están disparando casualmente una foto de la que seguro te gustaría ser su autor.
"Casualmente" significa sin querer, sin pensar en esa foto ni antes ni durante (y veces ni después).
Queda claro que el mercado del arte actual no se fijará en tu obra si no ingenias una puesta en escena transgresora, al estilo de Duchamp mandando un orinal a una exposición de arte o al estilo de Banksy autodestruyendo una de sus obras en el momento en que ha sido comprada.
La grandeza de Banksy pasa por reconocer que una obra de arte moderna no vale, ni muchísimo menos, lo que se paga por ella cuando la cantidad es desorbitante.
Mientras existan los nuevos ricos que precisen invertir cantidades ingentes de dinero para demostrar que poseen cultura, el mercado del arte continuará repartiendo excrementos mientras tiende la mano para cobrar por ellos.
Para demostrar al mundo y a ti mismo que eres un buen fotógrafo, más allá de la disciplina profesional en la que te manejes, tienes dos posibilidades:
Tal como dice mi amigo y colega Miquel Julià S. (1962), "los grandes fotógrafos lo son porque tienen un cuerpo de obra, pero esa obra se va creando, no sale de la nada".
Si vemos una foto de Michael Parr, sabemos que es suya sin mirar la firma.
Si vemos una foto de Chema Madoz, sabemos que es suya (a pesar de los imitadores).
Llega un momento en la vida de un fotógrafo en que sus fotos poseen un sello inconfundible.
Si alcanzas a abanderar un sello personal entre los que te conocen, ya has dado el primer paso.
El siguiente paso será darte a conocer al mundo.
Cómo me doy a conocer al mundo
Para empezar, debes demostrar al mundo que tus fotos espectaculares no son fruto del un clic afortunado. Y vas y dices: "es que en ese momento que pasaba por ahí había una luz muy especial en el paisaje y disparé". A eso se le llama oportunismo.
Y del oportunismo se nutren las redes sociales. Pero así no vas a llegar a ningún lado.
Las oportunidades debes crearlas tú.
Sobre lo que estás exclamando ahora, que tienes miles de seguidores y decenas de comentarios, pregúntate por la calidad de esos comentarios.
¿Son decenas de iconos, que la gente ni se molesta en dar una opinión madura sobre tu trabajo? ¿Conoces a tus comentaristas o son "amigos" casuales que ni conoces en persona ni has oído hablar de ellos en la vida?
La agilidad del disparo también es importante
Una de las virtudes del fotógrafo genial pasa por sorprender con la agilidad de su disparo. Por ejemplo, un antiguo profesor mío, Javier García-Delgado, dispara fotos todos los días en el casco antiguo de la ciudad, los mismos monumentos que fotografía todo el mundo, los mismos entornos, los mismos árboles. Pero sus fotos son únicas.
Todo el mundo me dice que ha pasado por ahí mil veces y que nunca ha visto lo mismo, me comentó Javier hace poco.
Parece imprescindible ostentar una mirada única.
Sí, y consolidarla para formar un cuerpo de obra general, que te señala con un sello personal, tal como apunta Miquel Julià.
Pero, cómo me doy a conocer al mundo ahora que empiezo
Creando cuerpos de obra particulares, como por ejemplo Cristina de Middle y su serie Afronáutas o Bleda y Rosa y sus Campos de fútbol o la misma Premio Nacional de Fotografía Isabel Muñoz con sus series o "cuerpos de obra" Primates, Deauville, Japón, Agua...
No estás sacando una foto casual. Estás demostrando al mundo que eres capaz de crear una imagen y que eres capaz de mostrarla en "movimiento", es decir, exhibir una visión estética, en movimiento, emocional y/o conceptual.
El cuerpo de obra requiere imaginación y técnica
Puedo organizar una sesión de retratos en las que las personas no muestren su cara, por ejemplo. La idea es en sí misma imaginativa, pero además necesitaré darle una estética que se salga de lo común (o todo lo contrario, pero intencionadamente).
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Necesitaré también urdir un mensaje que haga pensar al observador, una idea conceptual con el que la gente que vea mi foto aprenda o se cuestione un asunto.
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Además, es preciso que la comunicación no nos deje indiferentes. Es decir, que vaya más allá del aprendizaje.
Ok, nos hemos hecho una pregunta y reflexionamos, sacamos una conclusión o invitamos al observador a que saque su propia conclusión, pero, además, ¿sentimos algo después de este proceso? ¿Existe una conexión emocional?
Técnica, ¿es de verdad imprescindible?
Para el arte conceptual no necesariamente, pero de eso ya hemos hablado.
Por supuesto, es imprescindible.
¡No, es que a mí me quedaron las fotos muy oscuras y eso le dio un halo de misterio que no me esperaba!
Si me dices eso o cualquier otra cosa parecida, ya tenemos ambos claro que no vas a ir más allá de los éxitos casuales.
También puedes comprar lotería y hacerte con un montón de dinero, pero no por eso vas a ser un buen emprendedor que se ha ganado su peculio con ideas, ahínco y sabiduría (elimino la posibilidad más trivial, que también el dinero lo hayas logrado siendo un cabrón).
El dominio de la luz es esencial.
No solo para que la exposición sea la correcta, sino, sobre todo, para saber qué iluminas con mayor intensidad, a qué asuntos concretos de tu encuadre les otorgas más contraste, ¿cómo vas a captar el color, con toda su intensidad o sumido en la penumbra?
Y, sobre todo, crear una mirada nueva, única, tuya.
No, no es imposible, a pesar de la súper-abundancia. Un aprendiz de escritor pude decirse a sí mismo que para qué va a escribir si ya está todo escrito, pero cada autor escribe de una manera particular, aunque el tema de sus obras sea el mismo que otros escritores.
Cada autor es único.
Eso es lo que debes encontrar, tu manera de hacer las cosas. Si posees experiencia (y se obtiene trabajando, urdiendo preguntas y dándoles tú una respuesta) lograrás manejarte como quien eres, lograrás demostrar al mundo quien eres.
Pre-producción, producción, post-producción
El poder de las fotos que huyen de la casualidad está en tus manos.
Tú las construyes, las produces.
Tú eres responsable de construir y organizar el escenario, los detalles del atrezo, el vestuario, la peluquería...
O simplemente disponer de una jeringa para extraer la cerveza de un vaso para volver a llenarlo desde una botella y que cree espuma y burbujas cuando disparas de nuevo.
O, simplemente, vas a fotografiar una casa de lujo y debes saber cuando el sol iluminará donde tú quieres que ilumine y el cielo se mostrará limpio azul y el viento no soplará cuando levantes el dron.
Yo me he tirado diez días maldiciendo al cielo por no dejarme trabajar. Pero bajo ningún concepto salgo a fotografiar, porque el resultado será nefasto. El sol es tu fuente de iluminación en arquitectura y tú no puedes manejar esa luz, debes acomodarte al o que te ofrece la naturaleza.
Lo mismo cuando vas a fotografiar un paisaje. Tú debes estudiarlo, saber cual es la mejor hora del día, cual es el mejor cielo, si nublado o completamente azul (estoy cansado de leer por ahí la recomendación de sacar paisajes siempre con nubes, sin tener en cuenta cual es tu mensaje, cual es tu propósito).
Tú decides, y no debes doblegar tus intenciones. Si el cielo se resiste a tus querencias, espera.
La post-producción, también es imprescindible. Olvídate de esos que dicen "oh, si empleas photoshop, estás mintiendo". Yo he sacado muy pocas fotos, fuera del estudio, en las que no me haya visto obligado a corregir, copiar, pegar, clonar, borrar uno, dos, tres elementos, reencuadrar, retocar las aberraciones ópticas...
Al final un fotógrafo logra ser un dios con poder para crear cualquier nuevo universo: pre-produce, produce, post-produce.
El fin es mostrar al mundo mi visión de lo que fotografío. "Yo lo veo así y así te lo muestro".
Donde conseguir obra artística única o numerada de Xisco Fuster
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Buen artículo Xisco
Lo cierto es que algunos razonamientos dan para escribir varios artículos paralelos
Personalmente siempre digo que vemos y hacemos demasiadas fotografías. Supongo que influye mucho ser un nativo analógico donde había que mirar, remirar, pensar y calcular mentalmente muchas cosas antes de apretar el disparador
Ya lo creo que se pueden escribir muchos más artículos sobre lo que hablo aquí. De hecho pensaba en escribirlos, uno por uno. Pero al final me gusta tal como quedan mis escritos, como un todo que parece caótico pero que te conduce a un orden y, sobre todo, a que en tu cabeza se susciten preguntas y respuestas que te enriquecen.